Lamento de un árbol

Qué bella se alza ahora
la orquídea epífita sobre mis restos
¿A dónde irá a posarse,
siendo arrebatada por el jardinero?
¿En qué finos salones
mostrará su hermosura violeta?

¿Acaso ha olvidado ya
lo paciente que ofrecí mis ramas
para alcanzarle la savia esencial del aliento?

Supongo que no importa.

Igual, seguiré aquí erguido y moribundo,
otras malezas perturbarán mi espera,
y una tarde, al fin vencido por el viento,
fertilizaré los suelos con la poca vida
que de mí rescaten los microbios.

Junio 7/08

Comentarios

Cecili dijo…
me alegro que estés escribiendo. El unico sabio es el tiempo. Buena vida y felicidad.

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