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Mostrando las entradas de julio, 2007

Fobia

Están por todas partes. No me dejan tranquilo. Están por toda la casa, sobre las cajas, entre las cuentas por pagar, en los utensilios de limpieza, en la ropa, no escapo de ellos ni en Internet ni en el celular. Me abordan en la calle, en las paredes, en los postes, esperando el bus y dentro de él. Si trato de evitar su aturdidor acoso mirando por la ventana, allí están también. ¿Cuánto dinero costará mantener los árboles de la autopista a baja altura sólo para que los pasajeros alcancen a ver los avisos que sobresalen en sus costados? Soy publifóbico , y apenas ahora soy consciente de ello. Estoy harto de ser bombardeado diariamente por cientos y cientos de avisos. En mí crece la paranoia de pensar que todo está controlado por los dueños de la publicidad. Que toda mi vida está planeada de tal forma que ahora pueda consumir con el gusto de la nostalgia los productos con cuyas propagandas crecí de niño. "Lo que no somos capaces de cambiar debemos por lo menos describirlo" -

Vesti la giubba, Pagliaccio

Vesti la giubba es el aria con que cierra el primer acto de la ópera I Pagliacci , creada por Ruggero Leoncavallo en 1892. Esta obra es comúnmente presentada junto a Cavalleria Rusticana , de Pietro Mascagni , pues son las dos más representativas del estilo italiano denominado verismo (realismo) que por primera vez puso en escena las violentas tragedias de personajes cercanos a la vida cotidiana. Para no contar todo el argumento , esta obra es prima-hermana de canciones como "El Cantante" (de Rubén Blades y famosa por Héctor Lavoe), y esa que no sé como se llama pero dice "Payaso, soy un triste payaso...", cantada por Daniel Santos. Son canciones que hablan del dolor que puede llevar un artista por dentro, pero que calla para que el espectáculo pueda continuar. Conocí esta obra gracias a Nohra, quién me mostró la interpretación de Plácido Domingo, pero al navegar por ahí me dí cuenta de que todos los grandes tenores de la historia han interpretado esta obra (la

¡NO más Simpsons, por favor!

Tenía casi 8 años cuando vi Los Simpsons por primera vez . Pertenezco a una copiosa legión de jóvenes que crecimos, vivimos, y, ¡gracias al cielo!, respiramos Simpsons por algo más de una década y un quinquenio, equivalentes a casi el 70% de toda nuestra vida. Han sido unos años maravillosos, donde lo hemos vivido todo juntos, nos hemos reído de todo y de todos, tenemos una anécdota de Los Simpsons lista para salir a colación en casi cualquier situación posible de la vida diaria, pasada y futura. Oh sí, ha sido perfecto,... Pero por favor, por favor, ¡basta ya de Los Simpsons!. Van ya casi tres temporadas en las que no le veo sentido a la vida con el programa en su formato actual. Siento cada broma muy forzada y sin la chispa de los años dorados. Llegué a pensar por un momento que no era el programa sino Yo el que se había hecho viejo, pero no, no es así. Cada vez que veo un programa de las antiguas temporadas no paro de reírme durante todo el episodio, y cada 20 segundos viene una ca