El Necio y la Franja Amarilla

Hoy se realizó la elección interna de delegados al Primer Congreso del PDA, Polo Democrático Alternativo, el mayor partido político Colombiano de Izquierda. Dos personas que conozco, importantes activistas del Software Libre en Bogotá, jóvenes y con admirable sentido social, se encontraban entre los candidatos y me pidieron desde hace algunos días que los acompañara, me afiliara al partido y votara por sus respectiva propuestas.

Durante todo el fin de semana estuve meditando bastante para poder tomar la que para mí era una importante decisión, así que me leí los Estatutos y la Plataforma Política del PDA, y pensé y pensé durante horas y horas hasta grabar mi silueta en el suelo, y así saber lo que debía hacer.

Siempre he pensado que en algún punto de mi vida quisiera tomar las banderas de algún partido político y tratar de contribuir a la materialización democrática de ideas como la legalización de las drogas que perpetúan nuestra terrible guerra, la integración latinoamericana y el nacionalismo en contrapeso a la globalización desmedida, la preservación de nuestra increíble diversidad cultural, la conciencia del enorme valor de la educación y la salud, y la preservación del ambiente en armonía con la ciencia y la tecnología, entre otras.

Aparentemente el PDA ha alcanzado la tan anhelada y tantas veces violentamente coartada unidad de la Izquierda en Colombia y tiene espacio para muchas de esta ideas, de hecho, me sorprendió la directa mención en sus estatutos del ensayo ¿Dónde está la Franja Amarilla?, de William Ospina, donde se exponen varias ideas que comparto. De igual forma, también puedo asegurar que mis dos conocidos son personas que están en sintonía con muchas de mis creencias y sueños, así que no me parece tan descabellada la posibilidad de unirme a este partido en el futuro y trabajar con ellos.

Sin embargo, trato de no hacer las cosas ante presiones de otros y mucho menos a la ligera, sino actuando a conciencia y por convicción propia, así muchas veces resulte siendo un necio, como en la canción de Silvio. De esta forma libro mis muchas batallas internas y lucho por vivir preparado para morir, tratando de actuar de forma que no me vaya a arrepentir de nada cuando me llegue la hora.

Así que de momento, preferí abstenerme de una decisión apresurada y continuar con el plan inicial de ir aprendiendo de política poco a poco y concentrarme en mis metas actuales, que incluyen consolidar mi empresa, impulsar la Asociación Colombiana de Software Libre, equilibrar mi cabeza con algo de expresión artística y atar varios de los cabos de historia Colombiana que todavía tengo sueltos y que espero me ayuden a entender mejor cómo diablos llegamos a dónde estamos y cómo podemos salir de ésta maldita mala hora.

Espero que mis amigos me puedan entender y que a pesar de la ausencia de mi voto hayan podido avanzar en sus propósitos este día.

¡Salud!

Comentarios

Lolita dijo…
Si todos los Colombianos fueramos tan concientes de la importancia del voto y de la participación política como tú, las cosas serían diferentes. Si supiéramos que antes de embarcarnos en corrientes políticas y en consignas partidistas hay mucho que meditar, la responsabilidad que tenemos todos como ciudadanos nos llevaría a la salida de esta "mala hora", como muy bien la llamaste.

Bravo por tu necedad que yo llamaría prudencia.

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