Nudo Gordiano
Cuando era muy niño mis papás me contaron en repetidas ocasiones que mi nombre había sido elegido en honor a Alejandro Magno, pues mi papá siempre lo había admirado y sentía que yo sería una persona igual de grande.
Decirle eso a un pequeño niño una y otra vez durante años, tiene que influir en su personalidad de una u otra forma. Mi papá siempre me contaba que a los 18 Alejandro ya comandaba uno de los ejércitos de su padre, Filipo II, y que incluso fue capás de desatar el Nudo Gordiano, lo cuál hasta entonces se consideraba imposible, cumpliendo así la profecía que decía que quien lo desatara, conquistaría Oriente.
Cuando fui creciendo y me interesé por la historia de mi famoso tocayo, quedé aún más sorprendido con lo que realmente había sucedido en esa ocasión: Alejandro, al comprobar que el nudo era imposible de desatar, simplemente lo cortó con su espada, para forzar el cumplimiento de la profecía a su favor. Esa determinación de Alejandro fue algo que realmente me quedó sonando en la cabeza.
Desde entonces he tratado de ser lo más pragmático y contundente posible, tratando de acomodar mi propio destino y sacar la espada para cortar de un tajo los problemas más enredados que se me presenten.
Sin embargo, no siempre tengo la fuerza suficiente para blandir la espada, o la claridad necesaria para atinar al sitio correcto para el golpe, y entonces es cuando desearía no ser tan orgulloso y acordarme de que incluso Alejandro falló en su más grande empresa, al morir sin poder unificar su imperio y asegurar su continuidad.
Supongo que es hora de dar otra caminata a las hermosas montañas de los Andes Colombianos, de esas donde vuelvo a pensar mi vida, oxigeno el cuerpo y revitalizo el espíritu, a ver si la espada vuelve más liviana y el nudo parece menos esquivo a su nuevo filo.
Fotos:
Arriba - Cerro junto al pueblo Nueva Guatavita, al pie del embalse de Tominé.
Derecha - En la cima del cerro, luego de una encantadora caminata.
Decirle eso a un pequeño niño una y otra vez durante años, tiene que influir en su personalidad de una u otra forma. Mi papá siempre me contaba que a los 18 Alejandro ya comandaba uno de los ejércitos de su padre, Filipo II, y que incluso fue capás de desatar el Nudo Gordiano, lo cuál hasta entonces se consideraba imposible, cumpliendo así la profecía que decía que quien lo desatara, conquistaría Oriente.
Cuando fui creciendo y me interesé por la historia de mi famoso tocayo, quedé aún más sorprendido con lo que realmente había sucedido en esa ocasión: Alejandro, al comprobar que el nudo era imposible de desatar, simplemente lo cortó con su espada, para forzar el cumplimiento de la profecía a su favor. Esa determinación de Alejandro fue algo que realmente me quedó sonando en la cabeza.
Desde entonces he tratado de ser lo más pragmático y contundente posible, tratando de acomodar mi propio destino y sacar la espada para cortar de un tajo los problemas más enredados que se me presenten.
Sin embargo, no siempre tengo la fuerza suficiente para blandir la espada, o la claridad necesaria para atinar al sitio correcto para el golpe, y entonces es cuando desearía no ser tan orgulloso y acordarme de que incluso Alejandro falló en su más grande empresa, al morir sin poder unificar su imperio y asegurar su continuidad.
Supongo que es hora de dar otra caminata a las hermosas montañas de los Andes Colombianos, de esas donde vuelvo a pensar mi vida, oxigeno el cuerpo y revitalizo el espíritu, a ver si la espada vuelve más liviana y el nudo parece menos esquivo a su nuevo filo.
Fotos:
Arriba - Cerro junto al pueblo Nueva Guatavita, al pie del embalse de Tominé.
Derecha - En la cima del cerro, luego de una encantadora caminata.
Comentarios
En una de las tantas Alejandrás que fundó tu tocayo, deben dormir muchos de los sueños que el concibió. Porque perder es una opción, pero "nadie nos quita lo bailao" y ese Alejo de la antigüedad marcó una época. Y ante eso su derrota es sólo una anecdota.
(Tal vez toda la campaña guerrera de Alejo Magno, era una excusa para irse de campamento al oriente. Pero le tocaron tiempos violentos)